· 

Los peligros de llevar chanclas en verano

Llega el verano y con el calor estamos deseando quitarnos los zapatos cerrados y enfundarnos un calzado más fresquito. En época estival es habitual que lleguen a nuestra clínica muchos pacientes con dolor intenso en alguna zona del pie, lo más común es que este tipo de patologías estén relacionadas directamente con el calzado que utilizamos, especialmente las chanclas.

 

Es cierto que son cómodas y prácticas ya que dejan que los pies se aireen y nos sintamos refrescados, pero lo cierto es que aunque puedan resultar muy útiles a simple vista, el hecho de que tengan una suela tan plana (como ocurre con algún modelo de sandalias o manoletinas) pueden causar algunos problemas de salud.

 

Al andar con chanclas se estira la fascia plantar causando inflamación, dolor o cansancio, y mientras que a corto plazo se podrían producir lesiones como esguinces, dolores en talones y arco del pie, a largo plazo podrían causar fracturas por estrés o, incluso, juanetes. 

 

Es importante ser conscientes de que este calzado ha sido diseñado para su uso en piscinas o playas por lo que si las utilizamos como hábito de forma continuada pueden surgir problemas como fascitis plantar, una inflamación de la fascia del pie, que si se lesiona puede provocarnos un dolor agudo al caminar, sobre todo por las mañanas al dar los primeros pasos. 

 

Otro de los riesgos de usar excesivamente chanclas es que los dedos trabajan en sobreesfuerzo para poder agarrarse a la parte delantera del calzado sobrecargando sus músculos internos, dando lugar a lesiones como dedos en garra, juanetes o metatarsalgias

 

Como consejo, los fisios y el podólogo de Aequilibrium recomiendan limitar su uso y que a la hora de comprarlas elijamos chanclas que sujeten de forma adecuada el empeine y el tobillo, y que la suela esté confeccionada en un material semirígido, grueso y de alta densidad que amortigüe los golpes de los pasos al caminar.